Los semáforos se utilizan para asignar la prioridad de paso a flujos de tráfico conflictivos, mejorando así la seguridad vial y la capacidad de la carretera. Generalmente, los semáforos constan de luces rojas, verdes y amarillas. La luz roja indica prohibido el paso, la verde permite el paso y la amarilla advierte del peligro. Al observar los semáforos, debemos prestar atención al tiempo que transcurre antes y después del cambio de luz. ¿Por qué? A continuación, lo explicaremos.
Los tres segundos previos y posteriores al cambio de semáforo constituyen un momento de alto riesgo. No solo los dos últimos segundos de luz verde son peligrosos, sino que todo el periodo de riesgo se extiende a lo largo de estos tres segundos. Esta transición semafórica comprende tres situaciones: luz verde a amarilla, luz amarilla a roja y luz roja a verde. De estas, la situación crítica es máxima cuando aparece la luz amarilla, que dura apenas tres segundos. Para evitar ser detectados por los radares electrónicos, los conductores que se saltan el semáforo en amarillo tienden a acelerar. En caso de emergencia, es muy probable que pierdan la vista, lo que aumenta considerablemente la probabilidad de accidentes.
Luz verde, luz amarilla, luz roja
Saltarse el semáforo en amarillo aumenta considerablemente el riesgo de accidentes. Generalmente, tras finalizar la luz verde, la luz amarilla puede cambiar a roja. Por ello, la luz amarilla se utiliza como transición entre el verde y el rojo, que suele durar 3 segundos. Los últimos 3 segundos antes de que el verde cambie a amarillo, sumados a los 3 segundos de luz amarilla, que son solo 6 segundos, representan el mayor riesgo de accidentes de tráfico. La principal razón es que peatones o conductores intentan aprovechar esos últimos segundos y cruzan la intersección de forma brusca.
Luz roja – luz verde: entrar en la intersección a cierta velocidad facilita las colisiones por alcance con vehículos que giran.
En general, el semáforo en rojo no necesita pasar por la transición a amarillo, sino que cambia directamente a verde. En muchos lugares, los semáforos tienen cuenta regresiva. Muchos conductores tienden a detenerse ante un semáforo en rojo a varios metros de la línea de detención. Cuando faltan aproximadamente 3 segundos para que el semáforo se ponga en rojo, arrancan y aceleran. En pocos segundos, pueden alcanzar velocidades superiores a los 40 kilómetros por hora y cruzar la intersección rápidamente. Esto es muy peligroso, ya que el vehículo entra en la intersección a cierta velocidad y, si el vehículo que gira a la izquierda aún no ha terminado de girar, es fácil que choquen directamente.
Fecha de publicación: 16 de septiembre de 2022

